sopastrike

5 ago 2009

De la muerte, el amor y otros accidentes

Hace una hora estuve cerca de la muerte como jamás lo había estado nunca. Jamás me había sentido tan aferrada a mi vida de pseudo desgraciada como cuando vi ese auto blanco a dos centímetros de mi piel, separado por la delgada membrana de la lata y el vidrio del auto. En el momento no se lo dije a nadie, simplemente pronuncié los típicos reclamos al conductor y me mantuve callada el resto del camino. Al llegar a mi casa, aún con los vapores de la cerveza en la sangre, me invaden unas ganas de llorar alarmantes, que nunca había sentido...No podría decirles con exactitud que fue lo que pensé en ese momento, pero la intensidad de las ideas que me cruzaron la mente en el instante fue asombrosa.
Independientemente de lo que sucedió esta noche, me di cuenta de que tengo miedo del amor, esperándolo paradójicamente con todas las ansias posibles e imaginables de mi cuerpo y todo lo que contiene. La palabra amor es la protagonista de los peores desastres de mi vida (bueno, casi), pero busco sin descanso sentir su significado porque sé que no importa lo punzantemente doloroso que pueda volverse, es pura belleza. Pura belleza. Vivo con amor a cuestas, y los problemas aparecen cuando no estoy muy convencida de hacia dónde dirigirlo.
Quiero que me envuelvas con tus brazos, Alicanto, una vez más. Willy dijo que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas, por eso no te pido uno. Si te puedo pedir alguna cosa, es un abrazo. O a defecto una tertulia al borde del agua.


Nox.
Imagen: "Ashes and Snow" by Colbert Gregory

No hay comentarios:

Publicar un comentario