sopastrike

19 oct 2009

Desenvaina

Hay veces en las que me defraudo a mí misma, repetida e hirientemente. Salgo victoriosa de una batalla para recibir un puñetazo en la cara en la siguiente, y quedarme parada, quieta, y aunque no lo quiera así me veo abandonar las armas.

No me gustan las excusas pero las doy. No me gustan los pretextos pero los encuentro. No me gusta lanzar las puertas pero las lanzo. No me gusta perder la paciencia pero cedo a la ira. E inmediatamente después de hacerlo me siento perdedora, cobarde.

Y claro, las armas se retoman y perder una batalla no es perder la guerra. Pero la guerra no puede durar para siempre.

Nox.

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