Silencio. Escucha el tenue vapor de la luz
(que tocasen las campanas a lo lejos).
Te miras sin espejos,
Mudo, flotante
Solo ante mi y ante la muerte.
Las hebras que emergen a la superficie son cantos mágicos,
Eternos,
Estirándose con estridencia en la intensidad del instante,
Portentoso como los rebuznares de tu mente.
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