Vuelvo del ensueño
y del terror,
y del silencio.
Vuelvo de la orilla miope donde la barca duerme
y el barquero silba entre sus labios
como alas de mariposa
una melodía tempestuosa y dulce
esperando que vuelva la noche.
Vuelvo con las muñecas calientes
y la mente cansada
de tantos adjetivos y de pocos adverbios,
de las líneas de cuaderno
de las ventanas sin cielo,
y las decepciones sin sorpresas.
Vuelvo de la estática y de la espera
con los ojos abiertos de mirar la montaña y su varicela de otoño.
Vuelvo a volver a perder y volver a buscar
la inocencia.
imagen: eventualmente.deviantart.com
Nox.
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