sopastrike

29 ago 2009

Caer...

El martes por la noche me costó mucho conciliar el sueño, sin importar que momentos antes de entrar a la cama haya silenciado los pensamientos en mi mente y relajado mi cuerpo lo más posible. Y cuando por fin mi cuerpo y mi mente decidieron entrar al mundo de los sueños, se llevaron una sorpresa desagradable.

Subía en un globo aerostático rojo, gigantesco. El globo se dejaba llevar por las corrientes de aire, pero ascendía velozmente por el cielo casi desprovisto de nubes. Recuerdo haberme entretenido en encontrar las figuras en las nubes durante el vuelo, mientras sentía la mezcla de la brisa fresca y el aire caliente que se desprendía del propulsor sobre mi piel, pero nunca miré abajo, no distinguí ningún paisaje.

Cerré los ojos para respirar profundamente, sintiéndome cada vez más limpia...

Entonces el fuego se apagó brutalmente. El piso de la barquilla se abrió bajo mis pies. Comencé a caer angustiosamente, ganando cada vez más velocidad. Mi corazón se aceleraba dentro de mi pecho, el miedo ganó terreno progresivamente. Tenía la vaga conciencia de que era un sueño y que en cualquier momento debía despertarme, pero seguí cayendo, con el vértigo oprimiéndome el estómago. Seguí cayendo durante una eternidad, hasta que por fin mis ojos decidieron abrirse para revelarme mi cuerpo real acostado en la cama, las cobijas en el suelo, el pecho envuelto en sudor y lágrimas escurriendo por mi rostro. Y sólo eran las tres de la mañana.

Nox.

No hay comentarios:

Publicar un comentario