sopastrike

22 sept 2009

"Tan vivo sobre el vértice del musgo"

No estoy muy segura de adónde voy con este post. Al comienzo pensaba hablar de la inmaterialidad del amor, que hace que el tiempo no transcurra para él. Y al corazón que es de carne, qué le pasa?
Esta mañana Blake me mandó un memo. El cuerpo es la continuación del alma. Verídico. Trabajo en reconstruir esas carreteras porque estaban (y siguen, pero por suerte cada vez menos) saturadas, y la comunicación era cada vez más difícil, incompleta, y poco merecedora de confianza. Siento la necesidad de acercarme al bosque, al mar, a la montaña, a llenarme los pulmones con el aroma que cada uno de ellos despide, abrir los ojos bajo la lluvia o el cielo azul, a dejar que se cuelen en mis oídos los silbidos del viento, el sonido sedoso del agua, el crepitar de las hojas secas. Y dormir acariciada por el musgo. Entregándome así por un instante me deja sentir que mi cuerpo es una puerta abierta al alma. Y puedo dejar que el amor se derrame de mí.
El título lo plageo respetuosamente a Benedetti, que últimamente me ha devuelto la ilusión de la coincidencia.
Nox.
Imagen: "Moss II" by theflex.deviantart.com

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