es tener la voluntad de imponerme.
Tengo miedo. Aunque racionalmente prefiero silenciarme, existe un sentimiento rugiente dentro de mí (celos?), esperando que yo deje de ignorarlo. Yo lo construí. Es mi culpa y por lo tanto mi responsabilidad.
Mientras tanto busco en cafeínas e insomnios alguna manera de mantener mis ojos abiertos: siento que si los cierro voy a ver todo derrumbarse a mis pies, en un remolino desgarrador, y que al final mis manos sólo tocarán polvo. Los fantasmas se ven pero no se tocan.
Sin embargo logro encontrar paz, conmigo y contigo.
Te amo. Por favor no respondas, me dijo.
Y no respondí.
Nox.
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