sopastrike

22 feb 2011

solemnidad en morado y turquesa.

La semana pasada me vi de alguna manera atrapada en un torbellino auténtico de angustia arraigada, infartante. De ella han resultado algunas cosas, entre ellas este post (que francamente no tiene que ver con nada), aunque hay muchísimo más que permanece en la trastienda del instante, fuera del ciberespacio.

Pero, en este momento preciso, cuando suena ninguna hora en particular, y por los poderes que me confiere el poder del color morado y todo su amplio espectro sobre mí, declaro lo siguiente:

Artículo Gelatinoso, Cláusula Octava:
Se sugiere una dosis de "suspensión de la credulidad" (Coleridge) a quién me escuche.

Artículo del Yogurt de Limón, Cláusula Décimo Quinta:
Las mentiras se cuentan con pasión, las máscaras son tesoros eternos, pero de nada sirven si no asumo mi personaje ni me tambaleo entre despojo y locura. Veneno, sólo existe por dentro.

Artículo del Ronrroneo, Cláusula Trrrrigésimo Terrrcera:
Me abandono al amor. La primavera me incendia.

Artículo del Reflujo Gástrico, Cláusula Ducentésima:
Se les perdona las faltas gramaticales, sintácticas y ortográficas si sus palabras florecen, viven, con toda su contundencia.

Artículo de la Espuma de la Leche, Claúsula Nonigentésima Octava:
Te bebo a sorbos.

Artículo de la Pizza y el Arcoiris, Claúsula Primera:
Sabes quién está en el espejo? Vuelve a mirar. Y mira otra vez.


Disculpas públicas.

Nox.

No hay comentarios:

Publicar un comentario